En el año de 1817, acontecían momentos críticos en que parecía que el
movimiento independentista agonizaba. Surgió en este escenario bélico, el militar
liberal español, Francisco Xavier Mina encabezando una expedición extranjera de
apenas unos 300 hombres, intentando marchar desde las playas de Tamaulipas[1]
hacia la ciudad de México, vía el Bajío. Su presencia fue de provecho para la
causa y entusiasmó, así como provocó celos, a los insurgentes que aún
combatían; a pesar de que la campaña de Mina apenas se mantuvo seis meses y
desgraciadamente al hecho de que México pierde en la lucha, al lado de Mina al
ser emboscados a otro de sus exponentes, Pedro Moreno en noviembre de 1817.
Las noticias son recibidas con júbilo por la reacción colonialista y por
la corriente conservadora. La Gaceta de México, fiel difusor de sus intereses, proclama
triunfante: “la maldita independencia esta vencida”. Y en efecto, así parece.[2]
Pocos documentos oficiales y privados son lo que existen de los
movimientos sociales, pues independientemente a la pérdida de archivos[3],
este asunto era catalogado por los incipientes medios de comunicación como
cosas de bandidos, lo que resulta muy difícil por la poca importancia y
tratamiento que se le da a esos hechos, entendamos además de que es de interés
de la clase en el poder quien sostuvo los periódicos, rudimentarios todavía
pero influyentes de la opinión pública, al propagar solo aquello que le
resultaba favorable, a guisa de ejemplo, esta exagerada nota:
El teniente coronel don Miguel Suárez de la Serna,
prendió el 19 de enero (1818) al insurgente Rojas, conocido por ‘Pedro el negro’, por ser de raza
pura africana (…) le hizo fusilar inmediatamente y confeso el monstruo que
había asesinado a mas de 600 personas indefensas (…) y además había arrojado
vivas a muchas otras en una profunda cueva.[4]
3 La página web del Archivo Histórico de
Jalisco comenta que: “(…) perdió materiales el 1° de enero de 1859, (Guerra de
Reforma) cuando una explosión en Palacio de Gobierno lo quemó en gran parte.
Después, en la guerra contra Francia, fue llevado por el Gobierno
Constitucional a la campaña, y lo que no se perdió del todo, se dispersó con
gran peligro. Sin embargo, en 1867, los esfuerzos por arreglar de nuevo el
Archivo, condujeron a la recuperación de algunos restos que yacían abandonados
en distintos lugares del Sur del Estado (…) la ignorancia y la ambición se
plasmaron en la venta que se realizó en 1928, donde se perdieron bastantes
documentos que fueron a parar a particulares en el peor de los casos (…)”,
ver http://archivohistorico.jalisco.gob.mx/historia.htm
consultada el 4-III-2010.
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