ESTAMENTOS


El color de la piel y entre los españoles, el lugar de nacimiento influye decisivamente en la ubicación clasista del individuo. La ley escrita, las costumbres y un complejo sistema de ideas y prejuicios distinguen entre español (gachupín y criollo), mestizo, castas e indios. A mediados del siglo XVIII, los estamentos no coinciden ya con los grupos raciales. Son más bien una serie de leyes e ideas que asignan diferencias de status para cada grupo étnico-racial. En la práctica, las fronteras raciales se hicieron imprecisas, mientras que los segmentos persistieron.[1]


El sistema de explotación de la Colonia se basa en la propiedad y se refuerza y legitima con la discriminación étnica y racial. A medida que se acercan a las masas trabajadoras, las discriminaciones se multiplican y se hacen más brutales y denigrantes. Se prohíbe a indios y mulatos vestir como los españoles; Las autoridades los reciben en recintos diferentes a los consagrados para los españoles; los gremios y cofradías de mayor categoría cierran sus puertas a mulatos e indios.
A finales de la Colonia, el desarrollo del mercado interno y de las nuevas clases sociales acelera el mestizaje. La reacción del poder español y las clases dominantes es una campaña racista que tiende a mantener los viejos privilegios y frenar el cambio social.
Como ya mencione, los estamentos no coinciden ya con las clases sociales pero sus fronteras no son ajenas a la escala social. Para formar parte de las clases dominantes hay que haber nacido español, europeo o criollo. La burocracia, la alta jerarquía eclesiástica y militar y los grandes comerciantes son peninsulares. Los propietarios de minas, a veces son criollos y otras europeos. Los terratenientes son predominantemente criollos. Las clases medias son criollas, mestizas y mulatas y excluyen a los indios. La masa del pueblo trabajador es india y mestiza en una proporción que varía con las regiones y los oficios.
Los grandes comerciantes del Consulado han conformado a través de los años un mecanismo que permite renovar siempre el carácter español de las casas comerciales e impedir que éstas caigan en manos de los criollos.
A pesar de que los criollos se esmeran en demostrar la pureza aristocrática de su sangre, la mayor parte de ellos forman parte de las clases medias.


[1] Ver Enrique Semo Historia mexicana   Economía y lucha de clases; Edit. Era, México 1978, así como también a Israel, Jonathan Irvine en Razas, clases sociales y vida política en el México colonial 1610-1670; Fondo de Cultura Económica, México 1980

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