LUCHA ENTRE BLOQUES DE PODER






Al tiempo que se despliega en México la guerra de independencia, en el país del norte, los norteamericanos tenían también sus dificultades durante el primer mandato de James Madison. Los británicos no respetaban los derechos de Estados Unidos en el mar, y capturaban sus barcos, además apoyaban a los indios americanos en la guerra contra los Estados Unidos en el noroeste y el sudoeste; los británicos añoraban la reconquista.


En contra ataque, los norteamericanos se expandían al sur y al oeste de los Estados Unidos ocupando la Canadá británica y la Florida española, los norteamericanos abrían aquí un nuevo frente bélico contra el bloque español, como si estos últimos actores no tuvieran serios aprietos. La tensión era constante, y en junio de 1812, después de que Madison hubiera sido reelegido presidente, los Estados Unidos declararon abiertamente la guerra a Gran Bretaña. Se luchó por tierra y mar entre 1812 y 1815.
Sabiendo que no tenían posibilidades contra la poderosa naval imperial, los norteamericanos planearon asediar Canadá por tierra. Pese a un bloqueo marítimo inicial de los británicos en el litoral oriental que arruinó el comercio estadounidense, estos últimos consiguieron finalmente el control naval del lago Erie y el lago Champlain, previniendo así cualquier amenaza de una invasión a gran escala desde el norte. Los norteamericanos destruyeron las fuerzas británicas compuestas de indios en el noroeste y el suroeste, y en los últimos días de la guerra derrotaron decisivamente un importante ataque británico sobre Nueva Orleáns. Para 1814, se alcanza el estancamiento en los frentes, ambas naciones logran un acuerdo de paz que devolvía las fronteras a su status de preguerra. Londres no volvió a cuestionar la independencia estadounidense. [1]
Por la misma fecha, pero en España, la guerra contra los franceses se caracterizó por el original fenómeno de las acciones conjuntas de guerrilleros y ejércitos regulares aliados y dirigidos por el comandante Wellington del ejército inglés, que causaron el desgaste de las fuerzas bonapartistas y su progresivo repliegue hasta las fronteras pirenaicas. Al tiempo de que en Cádiz, se proclama una Constitución liberal en un sentido moderno; la primera fue la de Estados Unidos después de 1776 a la que sigue luego la francesa después de 1789 y en tercer lugar la de Cádiz en 1812.
La obra legislativa de las Cortes de Cádiz supone la liquidación de los fundamentos económicos y jurídicos sobre los que se asentaba el Antiguo Régimen; la Constitución de 1812, con la que España se abre al constitucionalismo, aspira a levantar una nueva estructura jurídico-política del Estado. Oficialmente se llama, Constitución Política de la Monarquía Española y se instauró un 19 de marzo de 1812.
La obra de Cádiz fue inmensa. Sentó las bases de lo que hoy se entiende por estado de derecho y sociedad democrática, fundada en los principios de soberanía nacional, justicia e igualdad. Lo contradictorio de esta búsqueda por libertades es que se hace solo en interés de los españoles peninsulares y no en los habitantes de las colonias hispanoamericanas[2], pues ahí se desarrollaba una encarnizada lucha contra la Metrópoli por las mismas razones que los españoles lo hacían contra Francia. Escuchemos a Lorenzo de Zavala quien en 1831 explicaba en una de sus obras:

(…) las Cortes españolas, esa asamblea que había hecho profesión pública y solemne de la soberanía nacional, principio vital y que servía de base a su misma existencia, no quisieron reconocer la aplicación de su misma doctrina en la otra parte del Atlántico. ¡Contradicción monstruosa y evidente prueba de que los directores de aquellas asambleas no obraban por un profundo convencimiento de la certidumbre de sus ideas, ni tenían la conciencia de sus doctrinas![3]

Entretanto los peninsulares se encontraban reducidos en España por causa de los invasores franceses, a la isla de León y Cádiz y a pesar de ello así enviaban soldados a México para sostener su dominación.[4] Mientras en la Nueva España, los ejércitos realistas y los ejércitos insurgentes son dirigidos por oficiales criollos y ambos están integrados por castas e indios. Retenerlos en su bando es necesarísimo para uno y otro bloque, en particular para el bloque de la reacción colonialista que, no cuenta con la participación de los españoles residentes en América en la contienda militar, que llegan incluso a enviar a sus esclavos a las filas realistas.[5] Se pelea entonces prácticamente entre elementos de la misma clase social, es decir la clase media y gente pobre, contra otros elementos de la misma clase media y gente pobre. Esto es, no se trata de una lucha de clases, sino la lucha por el control y poder entre estamentos en sí.




[1] Para ampliar el tema véase, Union 1812: The americans who fought the second war of Independence de A.J. Langguth; Simon & Schuster New York 2006
[2] “España expió los errores de las Cortes con la pérdida de todas sus posesiones en el continente americano”. Paula y Arrangoíz, Francisco de México desde 1808 hasta 1867 México Edit. Porrúa, 1999, pág.85.
[3] Ensayo histórico de las revoluciones de México desde 1808 hasta 1830 Zavala, Lorenzo de; México, Edit. Porrúa, 1969, pág. 107.
[4] Ídem pág. 57.
[5] Conocen el potencial militar de la población negra pero el miedo les aconsejó que…en lugar de dotarlos con armas de fuego, espadas y cuchillos, se podría establecer una milicia temible con negros y mulatos de la costa del golfo aprovisionados con lanzas ligeras y machetes, y otros tantos se podrían entrenar como lanceros a caballo…en su mejor momento contó con 200,000 efectivos. Afroméxico El pulso de la población negra en México: una historia recordada, olvidada y vuelta a recordar; Vinson III, Ben y Vaughn, Bobby; Fondo de Cultura Económica y Centro de Investigación y Docencia Económicas, México 2004; pág. 23

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