ITURBIDE Y GUERRERO


El 9 de noviembre de 1820 el virrey Juan Ruiz de Apodaca nombra a Agustín de Iturbide comandante general del sur, Iturbide marcha hacia ese rumbo. Con este apoyo y con más efectivos militares, Iturbide se lanzó en contra de Guerrero y Pedro Asencio[1], pero después de observar como los insurgentes re-ocupan ventajosas posiciones perdidas antes contra los realistas, decide evaluar la situación –que no le era favorable– resolvió entonces aliarse con Guerrero para lograr la independencia, para lo cual concertó entrevista con los jefes insurgentes.


Iturbide decide iniciar enviando una carta a Guerrero donde le ofrece buenas condiciones, en su rendición, entre ellas reconocer su grado, su ejército y sus tierras; ante la negativa de Guerrero, entonces cambiando su estrategia, propone buscar acuerdos para lograr la independencia. Permanecen en una constante comunicación en búsqueda de soluciones al conflicto, pero sin cesar las hostilidades. El 21 de enero de 1821 se produce el último combate entre Guerreristas e Iturbidistas, los mensajes escritos continúan de un bando a otro. No perdamos de vista que comenzarán a vislumbrarse propuestas viables de un gobierno para todos, de la posibilidad de la creación de una nación mexicana, que serán formuladas por un realista y no un insurgente.
Guerrero representa la lucha por la consecución de los ideales de los primeros insurgentes; desea obtener la independencia para que cambiara el modo de vida de los mexicanos, formando una nación gobernada con leyes liberales y democráticas.
Iturbide, representa a la corriente conservadora, era un oportunista y no importaba que para ello tuviera que atropellar los intereses y derechos de los demás. No quería precisamente la independencia, sino más bien la autonomía del país, para que las clases dominantes conservaran su situación privilegiada y él obtener su recompensa.
Posteriormente siguió la proclamación del Plan de Iguala, donde Iturbide modifica o maquilla los acuerdos de la Profesa. Después de una serie de cartas mutuas y largas conversaciones, en Acatempan el 10 de febrero de 1821, se llegó a un pacto en donde, Guerrero se adhiere al Plan de Iguala y se incorpora a las tropas de Iturbide y lo mas importante, se auto descalifica como el mas apropiado para convertirse en jefe supremo de la guerra independiente y cede su lugar a Iturbide, quedando entonces bajo sus órdenes.
Guerrero pide permiso a Iturbide para dirigirse a los dos ejércitos, ahora como fuerzas combinadas e inmediatamente hubo murmullos de desaprobación entre los oficiales de Iturbide. “¡Van a escuchar al pinto!” dijo, con una sonrisa burlona entre los de su círculo de confianza, como los murmullos se hicieron ahora entre estos, agregó imperativamente, “¡Vamos a escuchar lo que este negro tiene que decir!”; de este incidente se cuenta que:

Guerrero dio un largo y convincente discurso a las tropas con tal sentimiento y pasión, que aquellos que estuvieron desaprobándolo se convirtieron fuertemente en sus admiradores, al punto de que estuvieron llorando por la emoción que les causó su elocuencia.[2]


1 México un pueblo en la historia, Tomo II; Semo, Enrique; Edit. Nueva imagen; México 1983, pág. 75
2 The legacy of Vicente Guerrero, Mexico’s first black indian president; Vincent, Theodore G.; University press of Florida, 2001, pp. 139-140.

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